¿Qué es una persona Sorda?
No todas las personas Sordas son iguales: hay personas Sordas profundas y quienes tienen restos auditivos funcionales; personas que son Sordas postlocutivas y prelocutivas; personas con audífonos o implantes cocleares o sin ellos; personas que han aprendido la Lengua de Signos dentro del contexto familiar y personas que la han aprendido en el entorno escolar o en su asociación; etc. Pero todas comparten un denominador común: los aspectos visuales configuran, en mayor o menor medida, su contacto con el medio, y encuentran barreras de comunicación en su vida cotidiana.
Antropología social de la sordera.
Estudios recientes proponen abordar la sordera desde un punto de vista antropológico. Un colectivo de personas sordas que se comunican entre sí por medio de una lengua de signos puede ser considerado una comunidad lingüística minoritaria, con una cultura propia. La literatura especializada hace muchas veces la distinción entre Sordera, con una mayúscula inicial, para referirse a la antropológica, y sordera, para la definida clínicamente. Dependiendo de los casos, una persona sorda normalmente puede desarrollar una idiosincrasia con las personas que se comunican por el canal visual, es decir, con el lenguaje de signos (LS), considerándose como una colectividad cultural y social propia diferenciada, normalmente con la definición de Comunidad Sorda. El vínculo social entre los sordos signantes suele ser muy fuerte debido, sobre todo, al aislamiento social con respecto a los oyentes, provocado por el escaso conocimiento de su problemática común, o estilo de vida, así como la escasa relación social por motivos de entendimiento lingüístico o también por ideas preconcebidas que las personas tienen acerca de los sordos las cuales pueden ir cambiando mediante la completa interacción dentro de su cultura.
De hecho, en esta colectividad se definen a sí mismos como personas sordas signantes, y suelen clasificar su entorno social entre oyentes a las personas que no tienen sordera (entre los que puede haber algún oyente signante, si conoce una LS), y al resto de las personas sordas que, dependiendo el país, pueden formar parte también de la Comunidad Sorda. Entre las personas sordas, además, los sordos signantes se distinguen de las personas sordas oralistas, es decir, quienes no utilicen habitualmente una LS o usan una comunicación bimodal (léxico de una LS con estructura gramatical de una lengua oral). Por último, están los sordos implantados, es decir, quienes llevan un implante coclear en vez de un audífono, que pueden ser signantes u oralistas.
En cambio, las personas sordas oralistas, es decir, aquellas personas sordas que han recibido una intensa reeducación del lenguaje oral en su infancia y que no usan una lengua de signos como lengua vehicular (a menudo como consecuencia de una prohibición expresa de los educadores), suelen adoptar una actitud de invisibilidad social respecto a su condición de persona sorda, a veces incluso no reconociéndose como tales (recurriendo a otras definiciones como discapacitado auditivo, hipoacúsico, medio oyente, etc.). Asimismo, este grupo suele asociar como personas sordas únicamente aquellos que son signantes, o bien diferenciándose de ellos definiéndolos como personas sordomudas, especialmente a aquellos no hablan un lenguaje oral correctamente en el aspecto gramatical.
Esta última definición, la de sordomudez, por otra parte, es considerada peyorativa por los sordos signantes, pues consideran que "hablan" (por canal visual, en LS). Asimismo, consideran que un alto analfabetismo de la lengua oral entre las personas sordas no tiene ninguna relación con la mudez, sino a un fracaso del método oralista en el sistema educativo en su infancia y juventud. De hecho, llamar "sordomudo" a una persona sorda por no hablar en lengua oral correctamente, equivaldría llamar "manco" a una persona por no escribir con la grafía correcta, o "ciego y manco" por no saber leer y escribir. Por último, en el sentido estricto, la "sordomudez" sólo sería aplicable a aquellos que padezcan sordera y, además, son incapaces de generar sonidos humanos por la ausencia o el daño de las cuerdas vocales, siendo aspectos independientes entre sí.
¿Qué es la Comunidad Sorda?
Como dijimos, la Comunidad Sorda está integrada por individuos de cualquier condición personal y social, por lo que se trata de una comunidad muy heterogénea. Sin embargo, además de los aspectos visuales y de las barreras de comunicación, existen –entre otras– las siguientes características que definen a esta comunidad:
Lengua de Signos como elemento de cohesión y adaptación creativa:
La Comunidad Sorda conforma una minoría lingüística y sociocultural y la Lengua de Signos es el elemento de cohesión en este grupo.
La Lengua de Signos como resultado de la interacción entre biología y cultura en el ser humano representa una adaptación creativa a una limitación sensorial transformando los recursos existentes en potencial para la comunicación, desarrollando estrategias alternativas a través de una modalidad visual de comunicación.
Identidad:
La toma de conciencia de la Comunidad Sorda, surge a partir de los años 70, cuando grupos de personas reivindican la Lengua de Signos y la Cultura Sorda. Diversos estudios e investigaciones en diferentes disciplinas científicas corroboran la existencia de dicha lengua y cultura, comenzando desde este momento a valorar la importancia de una preservación sistemática y organizada de sus valores y rasgos culturales, aunque desde siempre la LSE se ha transmitido durante generaciones. Algunos de los aspectos en su identidad que podemos destacar son:
Cultura visual: la Comunidad Sorda no se define por un espacio geográfico determinado sino por una experiencia vital común, basada en una experiencia en mayor o menor medida de carácter visual.
Valores: la Lengua de Signos y manifestaciones artísticas de las personas Sordas permanecen entre los diversos valores atemporales de esta comunidad.
- Historia, tradiciones, costumbres y producciones culturales: siempre con su propia lengua como referente, en los últimos años se está beneficiando por el uso de las nuevas tecnologías.
¿Qué es la Lengua de Signos española (LSE)?
La Lengua de Signos surge de forma espontánea en contacto con los demás, desde la experiencia visual que tienen de su entorno. La Lengua de Signos ha sido objeto de numerosas investigaciones que constatan su carácter no universal (cada país o cada región tiene su propia Lengua de Signos). Su estructuración tiene los mismos niveles lingüísticos que las lenguas orales (aunque con unas características propias que la diferencian) y está demostrada su eficacia como instrumento para el desarrollo lingüístico, social, cognitivo y afectivo-emocional de la persona Sorda.
Las características más importantes de las Lenguas de Signos son:
Utilizan el canal visual y gestual, frente a las lenguas orales que utilizan el canal auditivo y oral.
Las manos, los brazos, el tronco y el rostro son los órganos de articulación.
La palabra o unidad mínima con sentido es el signo.
La articulación de estos signos está constituida por siete parámetros formacionales:
la configuración y forma que adoptan las manos,
el movimiento que realizan,
la orientación que adoptan,
el punto de contacto con el cuerpo,
el lugar de articulación del signo lingüístico,
el plano en el que se coloca el signo y
- los componentes no manuales (la expresión facial).
Además de su dimensión fonológica se determinan: la dimensión morfosintáctica (el uso específico del espacio y la simultaneidad a la hora de signar); la dimensión semántica; y el uso o pragmática del lenguaje (las Lenguas de Signos son igualmente válidas para transmitir conocimientos como para declamar poesía).
Aunque existen diversas teorías acerca del momento en que surgieron las Lenguas de Signos, podemos señalar que, por ejemplo, ya Platón en su “Crátilo” comenta su naturalidad y plasticidad.
Puede decirse que los estudios científicos y rigurosos sobre las Lenguas de Signos surgen en la década de los sesenta, concretamente en el año 1960, con el lingüista William Stokoe y la publicación de su investigación "Sign language structure: an outline of the visual comunication systems of the American Deaf". Este estudio provocó una auténtica revolución, no sólo en el ámbito de la lingüística, sino también en la concepción que hasta el momento se tenía de la sordera. Stokoe, demostró a través de su investigación, que la ASL (Lengua de Signos Americana) cumplía con todas las características propias de los sistemas de signos lingüísticos. Le siguieron numerosas investigaciones de este tipo para las diversas Lenguas de Signos en todo el mundo.
En 1992, María Ángeles Rodríguez leyó su tesis sobre la Lengua de Signos Española (LSE), el primer estudio descriptivo de esta lengua en nuestro país. En la actualidad existen numerosas universidades que han creado grupos de investigación sobre la LSE: entre otras, Alicante, Valencia, A Coruña, Vigo, Santiago de Compostela, Valladolid, La Laguna o Barcelona.
Cada vez son más numerosos los ámbitos en los que la LSE está presente, confiriendo así, en términos lingüísticos, cierto carácter de lengua normalizada: el ámbito académico con la progresiva inclusión de la LSE en los diversos niveles educativos (experiencias bilingües en Lengua de Signos y la lengua estatal o autonómica) o la puesta en marcha del Ciclo Formativo de Grado Superior en Interpretación de la Lengua de Signos; el contexto jurídico y clínico, o el de los medios de comunicación como la televisión y el cine, son espacios en los que la LSE también se está desarrollando.
Ante el creciente uso de la LSE, el Departamento de Investigación y Materiales de la Fundación CNSE trabaja en la elaboración de materiales sobre LSE y diversos aspectos relacionados con la Comunidad Sorda, así como en la promoción de investigaciones científicas donde la LSE es objeto de estudio.
Sin embargo, sigue existiendo cierto desconocimiento social que distorsiona el valor y significado de las Lenguas de Signos. La Comunidad Sorda sigue trabajando en la desmitificación de ciertas creencias populares:
IDEAS ERRÓNEAS EN TORNO A LA LENGUA DE SIGNOS
¿La Lengua de Signos es mimo? El mimo es un recurso estilístico que puede ser usado con facilidad por las personas Sordas, pero decir que la Lengua de Signos es solo mimo equivale a decir que la lengua oral son solo onomatopeyas.
¿Las Lenguas de Signos son sistemas artificiales de comunicación o aumentativos de las lenguas orales?. No, a menudo, se cree que las Lenguas de Signos tienen como único objeto apoyar el aprendizaje de la lengua oral obviando que esta lengua tiene valor por sí misma.
¿La Lengua de Signos se reduce al alfabeto dactilológico?. No, hay personas que aún piensan que las Lenguas de Signos son simples representaciones del alfabeto dactilológico[1],pero el alfabeto dactilológico es sólo un recurso que consiste en representar cada una de las letras del alfabeto mediante la forma o configuración de la mano. Este sistema es solamente utilizado por las Comunidades de Sordos en contextos muy restringidos, tal es el caso de los nombres propios que no son significativos entre sus usuarios/as o cuando aún no tiene un signo que represente un concepto.
¿La Lengua de Signos es universal?. Es un error muy extendido el considerar que estas
lenguas tienen un carácter universal. Es obvio que comunidades de Sordos tan alejadas geográfica y culturalmente como pudiera ser el caso de España e Islandia, presenten sistemas lingüísticos completamente diferentes. Desde un punto de vista estrictamente lingüístico, la Lengua de Signos Española (LSE) se refiere a una variedad de lengua de señas empleada en una extensa área central-interior de la Península Ibérica, teniendo como epicentro cultural y lingüístico la ciudad de Madrid, con modalidades propias en algunas áreas radicadas en Asturias, Aragón, Murcia, áreas de Andalucía Occidental (Sevilla, por ejemplo) y alrededor de la provincia de Burgos.
La inteligibilidad mutua con el resto de las variedades de lenguas de signos empleadas en España es generalmente aceptable, debido a su gran semejanza léxica. No obstante, la Lengua de Signos Catalana (LSC), la Lengua de Signos Valenciana (LSCV), así como las variedades andaluza oriental (Granada), canaria, gallega y vasca son las más diferenciadas léxicamente (entre el 10% y el 30% de diferencia en el uso de los sustantivos, según cada caso). Únicamente la LSC y la LSCV tienen una semejanza por debajo del 75% de media con el resto las variantes españolas, lo que las sitúa en dialectos especialmente diferentes o, incluso, se podrían considerar como lenguas, según el método filológico que se emplee.
En el ámbito legal, por la Ley 27/2007 se consideran "lenguas de signos españolas", todas las variantes empleadas en España, incluso la Lengua de Signos Catalana (LSC), sin perjuicio de las competencias que en su reconocimiento y desarrollo ejerza la Generalitat de Cataluña. Así, la LSC tiene su propia autonomía normativa en su ámbito territorial y está explícitamente reconocida como tal en el Estatuto de Autonomía de Cataluña; en el caso valenciano, el Estatuto de Autonomía de la Comunidad Valenciana se limita a especificar "la lengua de signos propia de las personas sordas". Por otra parte, la "lengua de signos española" (LSE) está reconocida explícitamente en los Estatutos de Autonomía de Andalucía y Aragón
Enlace Reconocimeinto de la Lengua de Signos Española.
¿Cómo es el movimiento asociativo de personas Sordas?
En casi todas las principales ciudades existen organizaciones de personas Sordas. Inicialmente se constituyeron como lugares de encuentro y espacios de ocio. No obstante, conforme lo hacía el resto de la sociedad, estas organizaciones también han ido evolucionando hacia la actual promoción de la calidad de vida de este colectivo en todos los ámbitos.
En España podemos observar tres periodos en el desarrollo del movimiento asociativo:
En un primer momento el objetivo fue la creación de numerosas asociaciones que respondieran a las necesidades básicas de comunicación y convivencia de sus miembros. Esta etapa marca un hito en la coordinación de asociaciones con la creación de la Federación Nacional de Sociedades de Sordomudos de España en 1936.
Una segunda etapa en la estructuración del movimiento asociativo ha sido la fundación de federaciones, adaptadas al sistema autonómico del Estado español establecido en la Constitución de 1978, que se reestructuran con la transformación de esta Federación en Confederación Nacional de Sordos de España en 1983. En esta etapa destaca el gran esfuerzo realizado por el movimiento asociativo en la promoción cultural de las personas Sordas.
- La tercera época comienza en la década de los 90 cuando las diversas entidades que trabajan por la mejora de la calidad de vida del colectivo van adquiriendo relevancia en el panorama social, a través de la prestación de servicios, la cooperación con entidades públicas y privadas y la lucha por derechos básicos tales como supresión de barreras de comunicación, reconocimiento oficial de la Lengua de Signos y acceso en igualdad de condiciones a la formación y al empleo.
La Confederación Nacional de Sordos de España (CNSE), una organización sin ánimo de lucro que atiende y canaliza los intereses de las personas Sordas y sus familias en España, es la entidad en la que se vertebra el movimiento asociativo de personas Sordas; a ella se encuentran afiliadas Federaciones o Asociaciones regionales, que a su vez están formadas por otras organizaciones locales (en la actualidad la CNSE está integrada por más de 120 miembros ordinarios y colaboradores).
Nacida en 1936, la CNSE se ha ocupado desde su creación de incentivar la participación social de un colectivo que, históricamente, ha sido excluido y marginado de la sociedad. Declarada de interés público, atiende cualquier necesidad relacionada con el colectivo de personas Sordas y sus familias, estén o no afiliadas a las distintas asociaciones y federaciones que la componen.
Es miembro fundador y ordinario de la Unión Europea de Sordos (EUD) y de la Federación Mundial de Sordos (WFD). En el ámbito estatal, la CNSE está representada en el Consejo Estatal de Personas con Discapacidad, Patronato y Comisión Permanente de la Fundación ONCE, Comité Español de Representantes de Minusválidos (CERMI), Foro para la Atención Educativa a Personas con Discapacidad y Plataforma de ONG’s de Acción Social.
Las funciones principales de la CNSE son:
Reclamar ante los poderos públicos el reconocimiento legal de la Lengua de Signos.
Representar a la Comunidad Sorda en todos los foros internacionales y nacionales de los que forma parte.
Actuar como entidad consultiva ante la Administración española.
Impulsar y difundir el conocimiento, promoviendo y participando en proyectos de investigación y desarrollo relacionados con la Comunidad Sorda.
- Prestar servicios a las personas Sordas, sus familias y los profesionales relacionados con ellas.
Para ello trabaja con las siguientes líneas de actuación:
Promoción de la Lengua de Signos Española (LSE).
Educación.
Formación y empleo.
Promoción de la accesibilidad a la comunicación, a la información y a las nuevas tecnologías.
Igualdad de oportunidades y participación ciudadana.
- Fortalecimiento del movimiento asociativo de personas Sordas.
Por otra parte, la Fundación CNSE para la Supresión de las Barreras de Comunicación, es una entidad de ámbito estatal, con personalidad jurídica propia, sin ánimo de lucro y constituida con carácter indefinido por la CNSE. Esta organización nace el 1 de marzo de 1998 con el fin de hacer frente a las situaciones de exclusión social a las que se ve sometido el colectivo de personas Sordas, así como promover una serie de recursos que faciliten, en la medida de lo posible la eliminación de todas aquellas situaciones que provocan la exclusión.
Estadísticas
La cifra de personas Sordas en España, estimada en la última encuesta del INE ronda el millón de personas (967.445)
Se estima que el número de usuarios/as de la Lengua de Signos en España supera las 400.000 personas. Entre estos usuarios/as no sólo figuran las personas Sordas sino todas aquellas que por razones familiares, afectivas o laborales han aprendido dicha lengua.
Según datos del año 2001, en nuestro país hay aproximadamente 500 Intérpretes de Lengua de Signos acreditados oficialmente que realizan alrededor de 40.000 servicios anuales. Los ámbitos y situaciones donde trabajan estos profesionales son tan diversos como los obstáculos y barreras de comunicación que encuentran las personas Sordas: desde los centros de enseñanza, hasta las administraciones públicas, pasando por hospitales, comisarías, juzgados o espacios culturales.
Sin embargo, España está aún muy lejos de alcanzar la media europea en lo que a servicios de interpretación se refiere. Mientras que otros países europeos, hay un/a Intérprete por cada diez personas Sordas, en nuestro país la proporción es de un/a Intérprete por cada 221 personas.
[1] Este alfabeto es cada una de las letras del alfabeto representadas mediante la forma o configuración de la mano. Este sistema es utilizado por las Comunidades de Sordos en contextos muy restringidos, tal es el caso de los nombres propios que no son significativos entre sus usuarios o cuando aún no tiene un signo que represente un concepto.